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Una Noche
Nublado y rojizo
como si fuese a caer granizo,
en la ausencia de sus destellos
cuando reina la oscuridad,
y la sobriedad del silencio.
Mi abrigo humano
buscaba salir y purificarse
con la frescura de la naturaleza.
Pensé... un instante y proseguí
recostada en una colgante,
suave y bordada ,
que con su vaivén
agitaba mis miembros.
Observando los verdes y frondosos
gigantes que se abrazan entre sí,
como sus cabellos están unidos
y sus pies arraigados
firmemente a la tierra
sin viento que los hiciera titubear.
¿Porqué no pueden tener los míos
la misma estabilidad?
El ruido de las chicharras,
perecía el tic tac de un reloj
que avanzaba con las horas.
Quise cerrar los ojos y reconciliar
el sueño, pero…
miles de palomas volaban en la imaginación:
recuerdos, anhelos, deseos…
Cuando se lograban juntar las piezas
como las de un rompecabezas,
un silbido a mi oído,
pequeños indefensos y transmisores insectos
saboteaban mi concentración.
Nuevamente me perdía
en un éxtasis,
cuando un bramido felino,
recorriendo en busca
de saciar su sed…
Entre tantos intentos comprendí,
que no tenía ningún valor
divagar más, pues al abrir los ojos
no sabía nada…
Y exclamé: ¿Qué fue todo?
entre locura y cordura,
todo sigue igual,
¿Sería el hechizo de aquella luna llena?
Orlanda Espinoza
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