miércoles, 18 de agosto de 2010

La literatura en los niños...y el hábito de leer, un tema de importancia.

La literatura infantil en Nicaragua y en el mundo en general ha tenido no pocas dificultades en su difusión y desarrollo para ser leída y disfrutada plenamente: primero, porque se consideraba “un género de escasa importancia y hasta vergonzante”, (Bravo: 1972: 9) puesto que se discriminaba a los autores que escribían versos o cuentos para los niños como creadores de categoría inferior y hasta fracasados de la literatura; segundo, porque se consideraba inaceptable establecer cómo un adulto, siendo mayor, pueda escribir acertadamente para los niños y muchas veces se propongan obras que “pervierte el gusto de los niños”, (Bravo: 9) ya con temas moralizantes y de poco divertimiento y de escasa magia infantil; y tercero, porque son pocos los autores e instituciones dedicados a romper el modelo de los cánones despectivos y de desvalorización de la literatura infantil y su adecuada promoción entre la niñez, los jóvenes y los adultos.

La literatura infantil es toda obra oral y escrita para niños, entre los cuatro y quince años, y se caracteriza por la claridad de los conceptos vertidos en la pieza, la sencillez y no simplicidad de la obra, el interés que pueda despertar en los infantes y la presencia o ausencia de ciertos temas que se correspondan con su edad. La literatura infantil tiene su partida de nacimiento en la llamada literatura oral ─oralitura, la llaman algunos─ y comprende oraciones, canciones, romances, juegos infantiles y juegos de palabras, poesía, rifas, rimas, coplas, parabienes, versos escolares, retahílas, adivinanzas, villancicos, cuentos, leyendas, supersticiones, novelas, teatro, música, etc.

La literatura infantil también tuvo en sus inicios mucha relación con la fábula, la pedagogía y la didáctica en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Y muchas de las cosas que se enseñan ahora en la escuela primaria de nuestro país, están vinculadas con los juegos, los cuentos, la poesía, los trabalenguas y las adivinanzas. ¿No es acaso la adivinanza una especie de filosofía infantil en la mente de los niños, cuando buscan una respuesta en los meandros de la imaginación? Además la rica literatura de tradición oral nicaragüense puede servir de acicate para generar hábitos de lectura y la formación cultural en los infantes. Observe el ejemplo: Guindo, guindo, está colgando / miro, miro, está mirando. / Si guindo, guindo se cayera /miro, miro se la comiera. ─El perro y la carne─.

El hábito de la lectura y la curiosidad por la ciencia y la literatura, empiezan con la literatura infantil, inculcada desde el hogar a través de los cuentos orales y populares, leyendas, juegos, canciones y demás tradiciones del pueblo. Los niños que se asoman por la ventana para ver el paisaje de la literatura infantil, desarrollarán amplios conocimientos, una personalidad duradera y los valores culturales son los cimientos de sus principios en el desarrollo de su vida. Por eso, es necesario emprender estudios sobre lo que se produce para los niños y difundir las diversas creaciones como parte de la literatura en general en Nicaragua.

Aquí, en los conceptos anotados anteriormente, reside la gran utilidad e importancia de la literatura infantil, no sólo como realidad histórica, sino como forma de ponderar y difundir un género que ha permanecido casi en el olvido, puesto que, a pesar de algunas muestras de entusiasmo por las obras dedicadas a los niños, todavía no surgen los grandes creadores y estudiosos de la hermosa y placentera literatura infantil en Nicaragua. Y sin embargo, ya se mueven hogazas de pan entre los niños, que deben ser aprovechadas en beneficio de los infantes. Ya son muchos los escritores nicaragüenses, aunque no como labor esencial, que escriben poemas, canciones y cuentos para los niños. Pronto, deberá recopilarse la historia de la literatura infantil en Nicaragua y una antología de la producción para niños de todos los tiempos que sirvan como verdaderos ejes de la identidad cultural en la educación de los niños de Nicaragua. Es imprescindible e improrrogable darles el lugar que se merecen los niños y su literatura. En este sentido, vale señalar a Ediciones Distribuidora Cultural de Rolando Roque y Fundación Libros para Niños de Eduardo Báez Cruz (q.e.p.d) como dos de las pocas instituciones que publican obras para niños.
Pedro Alfonso Morales.

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